Duérmete niño, con piratas y aviones fumigadores

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Duérmete niño, con piratas y aviones fumigadores

El principito3:00 am. Un niño de 8 años se presenta en la habitación de sus padres. No puede dormir y espera que uno de sus progenitores, le acompañe a su cama y le ayude a volver a dormirse. Es un hábito que los padres, no obstante, quieren cambiar. Quieren que el niño,, ya con 8 años, se acostumbre a dormir sólo y venza el miedo nocturno.

El niño, contrariado ante la negativa de sus padres a acompañarle a la cama, se sienta en el suelo, bajo el dintel de la puerta, bufando suavemente.

La madre, desde la cama, le pide que se vuelva a su habitación. El niño, por supuesto, se niega, lloriquea e intensifica sus bufidos. La madre, exasperada, se inclina y le dice:

–        Lo que estás haciendo, es chantaje emocional, Iker.

–        ¿Qué es eso?

–        Que quieres dar pena para que tu aita o yo cedamos y vayamos contigo a la cama.

–        No quiero dar pena. Es que no puedo dormir.

Es ahora cuando la madre se levanta, se acerca al niño, se pone de cuclillas y suavemente, le explica que le entiende, que a ella también le pasa; hay noches que se desvela, y no consigue volver a quedarse dormida hasta que no queda más que media hora para que suene el despertador.

El hijo la escucha con la boca abierta.

La madre continúa diciéndole que ya es hora de que se enfrente sólo a esta situación como lo hace ella. Le asegura que antes de que se dé cuenta, seguro que se queda dormido.

El niño niega con la cabeza:

– No me quedaré dormido, lo sé -remarca tozudamente.

-Cariño, no conozco a ningún niño que no se quede dormido. Te prometo que te quedarás dormido. Si no te quedas dormido, te dejamos jugar a la wii todo el día.

El niño parece tentado a ceder ante la idea de pasarse el día jugando a la wii con su equipo de fútbol favorito, compitiendo en la champion, en la liga… Pero, tras unos segundos, sacude la cabeza, y tozudo, vuelve a fruncir el ceño, poner morritos, y estrujar la almohada que tiene entre sus brazos.

Está decidido a ganar la batalla contra sus padres. Uno de ellos dormirá con él, o él terminará en la cama de sus padres.

Marmoken itsaslabarraLa madre, por su parte, está decidida a no claudicar en su empeño. Una idea le viene a la cabeza. Se acuerda del libro infantil que han leído esta mañana: Pirata eskola, marmoken itsaslabarra (Escuela de piratas, el acantilado de las medusas). Se trata de una historia de 5 amigos que tienen que pasar una serie de pruebas para ser admitidos en la escuela de piratas.

–        ¿Sabes a quién te pareces?

El niño, curioso, levanta la mirada del suelo.

–        Te pareces a Anton. Como él, estás refunfuñando, echas la culpa a los demás de lo que te pasa, y no te importa que aita y ama duerman o no. Sólo piensas en ti.

El niño frunce el ceño de nuevo, pero esta vez, es porque se han activado sus neuronas. Está pensando en lo que le acaba de decir su madre.

–        ¿Qué prefieres ser, Jim o Anton? En este momento, ¿cómo se estaría comportando Jim?

Durante la lectura del cuento, por la mañana, la madre había detectado las cualidades de un líder en Jim, uno de los cinco protagonistas del cuento. Jim es valiente, generoso, siempre dispuesto a hacer frente a las adversidades y a animar a sus amigos; Anton, en cambio, siempre se está quejando, es un miedoso e intenta manipular las situaciones sin tener en cuenta a los demás. La madre le había explicado lo que es un líder y le había hecho notar las diferencias entre el comportamiento de Jim y de Anton.

–        … pero eso es un cuento- protesta el niño, visiblemente dolido por la comparación de la madre.

–        Laztana, los cuentos y sus personajes están basados en hechos reales, y en personas de verdad. Los niños protagonistas que aparecen en el cuento de piratas podríamos ser cualquiera de nosotros. Es más, todos somos Jim y todos podemos ser Anton. Depende el momento. Ahora está en tus manos. Tú decides: ¿quieres ser Jim o Anton?

–        Es que es de verdad que no puedo dormir…

–        Ya lo sé cariño- le da la razón su madre, convencida de que si consigue que el niño se meta en la cama, éste se quedará dormido enseguida.

AvionesLa madre se acuerda de la película que han visto después de la cena: aviones. Un avión fumigador desafía, al igual que la gaviota Juan Sebastián, a su naturaleza, y se embarca en una aventura transoceánica, compitiendo con aviones más sofisticados y veloces, venciendo sus propios miedos y las burlas todos.

–        Iker, intentar dormirte solo, será tu reto. ¿Te acuerdas de Dusty, el avión fumigador? A pesar de sus miedos, consiguió terminar el viaje. Por supuesto que tuvo ayuda y amigos, pero a la hora de la verdad, tuvo que enfrentarse a los obstáculos solo.

–        Eso es una película.

–        Laztana… De nuevo, las películas nos cuentan historias que hablan de nosotros mismos. Esta película nos habla de que todos nosotros tenemos que vencer solos nuestros miedos. Tendremos ayuda, pero al final, en los momentos importantes, debemos hacer algunas cosas solos. Este será tu reto: dormir solo. Tú sabes que aita y ama estamos al lado, y que si te pasase algo, estamos aquí para ayudarte, pero es hora de que empieces a hacer frente solo a algunas situaciones. Nadie puede dormir por ti. Aunque me acueste contigo, no podré dormir por ti.

La madre, descorazonada, convencida de que su hijo no ha entendido nada de lo que ha dicho, demasiado profundo tal vez para un niño, lanza una pregunta directa, sin esperanzas de que la respuesta sea afirmativa:

–        Entonces, cariño, ¿te vas a la cama?

Para su sorpresa, el niño, sin contestar, se levanta y arrastrando la almohada por el suelo, se dirige a su cuarto. La madre le sigue. Aliviada ve que se mete en la cama. Se sienta a su lado, le acaricia la espalda, y para cuando se inclina para darle un beso en las mejillas, comprueba que el niño ya se ha quedado dormido.

Perpleja, incrédula y feliz por su triunfo, se acuesta, y ella también cae en un profundo sueño. Al día siguiente, comentándolo con su marido en el desayuno, bromea:

– No sé si cedió y se fue a la cama porque entendió el mensaje y quiso ser un héroe como el fumigador y valiente como Jim, o fue por no seguir escuchando mi “chapa”.

– La verdad es que te estuve escuchando y pensé que no lo ibas a conseguir.

tomando una taza de cafeLa madre, con la taza entre sus manos, tomó un sorbo y saboreó el café con leche, con una sonrisa y expresión de júbilo por lo que ella consideraba todo un éxito. Ella también era una fumigadora y una pirata valiente. Toda una líder… de su hijo.

Este post es la continuación de uno anterior que llevaba como título, «¿Para qué sirven los padres?». Está dedicado a todos los padres que ejercen como coach con sus hijos, que los educan, les enseñan a vencer sus miedos, les aportan valores y les imprimen valor para enfrentarse a nuevas situaciones.

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Por | 2016-03-12T21:51:33+00:00 12 marzo, 2016|Para qué sirven los padres|Sin comentarios

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